About Haddonfield
1978.Haddonfield, Nueva Jersey. Mike Myers, adorable criatura de seis años enfundada en un traje de payaso, asesina a su hermana*. Más de treinta años después y tras una clara sobreexposición a la sección de terror del videoclub, los hermanos Myers (Dorian, Sesos, Óscar, Raymond y Valverde) fundan Haddonfield y se convierten en los padres del Horror & Roll.

Desde entonces, andan continuamente buscando vivir en una pesadilla (“Living on a nightmare, that’s what I’m looking for!”) Pero en una frenética, atronadora y, paradójicamente, divertida. Se la han fabricado ellos mismos y suena a rockabilly (a psychobilly, dicen), suena a película de miedo de los ochenta, con ese deje tan característico que ahora nos parece cómico.

Y tienen una pegada de muerte estos cinco no muertos. Sus temas rotundos y adictivos, pildorazos de notas menores y poderosas, son inesperadamente rompepistas en estos tiempos electrónicos. Es como si el buen rock quiebra-caderas de los cincuenta se hubiese aliado con la serie B. Y el engendro se hace humano en la persona de Raymond Myers, un frontman que ruge como un tenor, capaz de levantar cadáveres si se lo propusiera.  Un tipo peculiarísimo sobre el escenario, de movimientos entrecortados, casi zombies, de sonrisa cómplice y gestos de cómic que combina, no se sabe muy bien cómo, con el porte digno de un dandi.

Pero ¿qué hay en Haddonfield, además de inglés macarrónico, humor, ciencia ficción y miedo de pega? Hay influencias de peso: el rockabilly de The Meteors, el garage sesentero de los Sonics -o el actual de The Attacks-, los temas de Ramones, Misfits, Johnny Cash, la música surfera. Hay una experiencia musical sólida, que se traduce en destreza y talento sobre las tablas. Hay un EP con forma de grito terrorífico, They’re still alive!, con muy buenas críticas (entre ellas, las de Diego R.J., de El Sótano de Radio 3).

Y, lo más importante: saben conectar desde el primer acorde con el público.

*En la película “Halloween” (1987), de John Carpenter