Antonio Hardy (Brooklyn, 1968) es el nombre real de Big Daddy Kane, un auténtico superviviente de la primera era dorada del hip hop, aquella en la que compartió estrellato mediático con Public Enemy, De La Soul, LL Cool J, Kool Moe Dee y otros nombres emblemáticos de finales de los años 80 y primeros 90. Álbumes como Long Live The Kane (1988), It's a Big Daddy Thing (1989) o Taste of Chocolate (1990), y temas como “Ain't No Half Steppin'”, “Smooth Operator”, “I Get The Job Done” o aquel dueto junto a Barry White que fue “All of Me”, ayudaron a cimentar su reputación, todos ellos bastidos sobre una propuesta de hip hop con abundantes intersecciones con el soul y el rythm and blues, regadas con aliento poético en sus textos y un sesgo espiritual que -a su vez- contrastaba con un look llamativamente chillón, repleto de joyería y ostentación, precursor como pocos de la estética bling bling que predominó en los 90.
Todo el material de aquellos discos figura entre lo mejor que dio el hip hop de la vieja escuela. La misma época en la que explotó su imagen colaborando con Madonna (posando para su libro Sex) e hizo sus pinitos en el mundo del cine, actuando en las películas Posse (1993) y Gunmen (1994), ambas de Mario Van Peebles, adalid -junto a Spike Lee- del nuevo cine negro de los 90. Sin embargo, el neoyorquino no ha dejado de editar discos ni de girar en todos estos años, pese a que su perfil mediático haya sido más discreto desde entonces. Lo prueban discos como Veteranz Day (1998), Game Over Sessions (2005) o The Wrath (2009). Sus conciertos, repletos de dinámicas coreografías y un desbordante sentido del espectáculo, son toda una garantía de calidad.