Una mujer “colegiada”, es decir, que limpia colegios, ama de casa, madre de una hija adolescente y un niño “quejica”, con un marido filósofo de “sofá” y un suegro octogenario con muy “mala cabeza”, se enfrenta un día más a su tarea titánica como si de una “Sísifa” condenada por los dioses se tratara: “limpiar eternamente un mundo que coge mucha pelusa”. Entre fregonas y botes de limpieza airea sus pensamientos en un discurso hilarante dirigido a ella, a su gente, a todos, a nadie… Pero eso sí, mantiene en su corazón una ilusión que la ayuda a enfrentar la vida con alegría y buen humor: sueña con ser protagonista de musical.